martes, 24 de marzo de 2015

Análisis del Clásico: Jugamos como nunca y perdimos... Por los de siempre

El domingo pasado disputamos el Clásico y, aunque no se cumplieron las previsiones (o los sueños) de goleada que tanto pregonaban los antimadridistas el equipo salió derrotado. Conviene aclarar esto a buena parte de nuestra afición, porque en un alarde de sentimiento "pupas" parece que el hecho de perder por un gol y sin hacer el ridículo en Barcelona es casi motivo de celebración, como si fuéramos un Rayo o un Osasuna cualquiera.

El partido comenzó como se espera de estos choques, el todopoderoso Barcelona que venía a arrasarnos duró lo que dura el arreón inicial, y a los 5 minutos tuvimos el típico escenario aburrido de partido decisivo, con ambos equipos buscando no cometer errores, en este tramo Cristiano tuvo una clara ocasión para abrir el marcador, pero su remate a bocajarro se estrelló en el palo. Por supuesto hablar de un partido en el que un error te condena es llamar a Sergio Ramos, y no para bien, el central volvió a demostrar que sus "arengas" y sus propósitos de enmienda en cuanto a concentración no van más allá de la zona mixta y en una falta lateral (que por cierto no fue) decidió dejar libre a su marca, facilitando el gol de cabeza de Mathieu. Sinceramente, el Barcelona puede marcarte gol de muchas maneras, pero si un equipo en el que sólo hay dos rematadores a vigilar te marca un gol a balón parado es que no estás concentrado, máxime cuando eres uno de los encargados de tapar a dichos rematadores, en fin, cosas del mejor central del mundo.

Lejos de lo que cabía esperar de un equipo en baja forma, el gol enrabietó al equipo, que por primera vez en 2015 sacó algo de coraje y orgullo de campeón, desplegando así el mejor fútbol en lo que va de año, con todos los jugadores implicados en la presión  y actuando como un bloque, un bloque que se movía por obra y gracia de Luka Modric, el croata está acabando con las pocas dudas que alguien pudiera tener sobre su importancia en el equipo, y es que a día de hoy es la pieza clave en todos y cada uno de los aspectos del juego. En el contraataque posterior a una jugada aislada en la que Neymar falló una ocasión clarísima, Benzema se inventó un recurso de genio en el área para dejar solo a Cristiano que fusiló a placer firmando el empate y reafirmando su autoridad en los clásicos.

Nos las prometíamos felices con este panorama al descanso, ya que lo más preocupante para el equipo era la cantidad de tarjetas que acumulábamos (sólo los de blanco), la segunda parte mantuvo la misma tónica, y en el primer cuarto de hora Bravo realizó dos paradas magníficas a ocasiones de Cristiano y Benzema. Cuando parecía que el 1-2 era cuestión de tiempo, un balón largo local (parece que ya no es pecado despejar en el Camp Nou) cogió desprevenido a, quién si no, Ramos, habilitando la carrera de Luis Suárez que, ante la ayuda desesperada y algo tardía de Pepe se sacó un disparo raso y no muy fuerte. Conviene hacer un alto aquí, porque el disparo de Suárez, siendo bueno, no es ni mucho menos imparable, y cualquier portero de nivel medio, o con unos fundamentos técnicos de primera división, lo habría parado o habría estado cerca. Lamentablemente Casillas está lejos de ser algo de eso a día de hoy e inexplicablemente se tiró hacia el lado contrario al que fue un disparo que sólo podía entrar por donde entró, en una actuación más propia de portero de pachanga dominguera que de guardamenta de élite.

Este gol fue la puntilla al equipo, que bajó los brazos a la misma vez que a Modric se le iban las fuerzas y acusaba su inactividad, como siempre los cambios tardíos y difícilmente explicables de Ancelotti no aportaron nada, tanto por fallo del entrenador como por desidia o falta de nivel de los mismos. Por lo que el partido acabó en un quiero y no puedo, en el que el Barcelona incluso pudo habernos maltratado si Neymar llega a estar al nivel al que algunos le quieren colocar.

En resumen, pese a haber tenido una actuación mejor de lo esperado en el partido, el equipo ha vuelto a perder un duelo contra rivales directos, de los que sólo ha ganado uno esta temporada, dando además buena parte de la Liga por perdida, ya que hemos cedido 8 puntos en un mes; y esta vez fue, una vez más, por la ineptitud de sus dos capitanes, los que se supone que deben de tirar del carro y ser importantes en las grandes citas. Veremos si de una vez por todas sirve para aprender de los errores, y desterrar el "con lo que nos ha dado".

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