martes, 20 de octubre de 2015

Bale, a tope de IQ.

El Real Madrid afronta una semana dura en las que visitará dos campos difíciles como son el Parque de los príncipes y Balaídos, y lo hará mermado por una gran cantidad de bajas, a las que hay que sumar una de última hora que molesta más al madridismo por evitable: la baja de Gareth Bale. El jugador galés se resintió al descanso del partido ante el Levante, obligando a Benítez a sustiturle por precaución, y todo apunta a una recaída de su lesión en el sóleo.

Puede que en otros casos la responsabilidad de las lesiones que estamos sufriendo se reparta entre distintos factores, pero en este caso es bastante evidente que gran parte de la culpa debe recaer sobre el propio jugador, que recién salido de un mes de baja se marchó con su selección, y tras jugar el partido ante Bosnia (entendible por decisivo) decidió quedarse y jugar CONTRA RECOMENDACIÓN DEL CLUB un partido intrascendente ante Andorra, en el que disputó los 90 minutos. Por mucho que muchos intentaran justificar este sinsentido para que el jugador "cogiera ritmo" ha quedado bien claro que fue una mala decisión, como evidencia su recaída ante el Levante, y su baja que debilita al equipo en los próximos días.

Esto, que ya de por sí es suficiente motivo para criticar al jugador, se agrava más aún viendo la actitud del propio Bale, que no tuvo problema alguno en reconocer que acabó acalambrado el segundo partido con su selección, como tampoco lo tuvo en quedarse en su país un día antes, en lugar de volver a recuperarse y preparar el partido del fin de semana. Si esto se convierte en tendencia, haríamos bien el recordar el caso Kaká, que supeditó prácticamente toda su etapa como madridista a cuidarse para intentar llegar bien con su selección (cosa que no consiguió por acabado). Sería conveniente recordárselo al jugador galés y hacerle ver que éste no es el camino, porque además de dañar su imagen de cara al aficionado, incluso a los que creemos en él, da más argumentos a una prensa que le tiene enfilado y que no dudará en utilizarle de arma arrojadiza contra el club o el entrenador.

Conviene recordar que Bale no es el único jugador con el que se ha vivido esta situación, el mismo Benzema, que por satisfacer su ego de no ser cambiado se rompió en un amistoso contra Albania, o Modric el año pasado (hay que decir que el croata ha aprendido la lección esta temporada y lo ha corregido); se rompieron en casos totalmente evitables. Y es que esta falta de inteligencia en la plantilla es un mal endémico que habría que preocuparse en corregir, y recordar a los jugadores que el que les paga es el club, y al club se deben antes que a otra cosa.

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